El desenlace de todo en tan solo 52 minutos, menos créditos, se ve como un reto y sin embargo estamos al borde del asiento. Se llevaron a Sara, Devin a penas camina, el viaje es interminable y Young tiene control del territorio, habiendo aniquilado al ejercito estadounidense en la región y ahora solo le queda Bridger como oponente a sus deseos, sin embargo parece que la oferta de Young es una que no se puede rechazar, solo vemos las bolsas con fajos de dinero.

Pratt está completamente perdido, probablemente por la el daño de la casi despellejada del cuero cabelludo y la brutal cirugia de aquellos tiempos.

Con Bridger en el bolsillo y a punto de partir, el único enemigo ahora son los Shoshone y Abish. ¿Qué reacción tendrá Jacob cuando vea a su esposa?

El enfrentamiento entre Virgil y Reed es culminante aunque no lo habría logrado sin Sara, sin lugar a dudas. Seguido a esto la emboscada de los Shoshone a los mormones es igual de impactante. Pluma Roja acaba con Wolsey y Jacob mata a Abish, quien tenía la cara pintada como los Shoshone, en este giro dramático. Un último beso de despedida entre ellos y un último abrazo entre Pluma Roja y su hijo cierran esta secuencia que además hace sonar el eco de las memorias del Capitán Dillinger, sobre esa tierra brutal, aunque por supuesto la tierra no lo es si no el control, el dominio, la avaricia y la decadencia. Esto último queda cimentado con la escena al quemar Fort Bridger, las personas bebiendo mientras todo se quema. Y algo parece no estar bien, pues escuchamos el sermón de Young mientras todo arde. Es el control de la tierra a manos de personas sin escrúpulos que se escudan detrás de una ideología religiosa, mientras intentan desolar todo a su paso.

Mientras tanto Reed, Sara, Devin y Kuttaambo van hacia el oeste, y se van por caminos separados, o al menos eso nos hacen pensar, a pesar del beso, pero hay un cabo suelto, Lucas, el hermano de Virgil y entonces llega el fin de Isaac Reed y la nueva familia parte hacia el Oeste, a California.